José Alfredo Otero.
Ciudad de México.
Sinceramente no recuerdo las actuaciones de Jason Grimsley, con los Navegantes del Magallanes, antes dela final de la campaña 1993-1994, pero sí los tres juegos que lanzó en esa disputa ante el eternos rival de los “Turcos”, los Leones del Caracas, en especial de los juegos cuatro y siete, cuando Jason, le devolvió la vida a los “Eléctricos”, par de veces, especialmente en el último juego de esa instancia, donde el navegante, parecía volver a naufragar, como un año atrás, pero esta vez a manos de su archirrival.
Grimsley, a pesar de ser el lanzador derrotado en el primer partido de aquella inolvidable etapa decisiva, salió a flote, para ser el pitcher ganador cardiaco cuarto enfrentamiento y del séptimo, el cual no solo me hizo ver a los filibusteros campeones por primera vez en mi vida, y nada más y nada menos que ante los Leones (https://www.youtube.com/watch?v=7NnmEXBcluA), también evitando el “chalequeo”, de mis panas caraquistas en la Unidad Educativa Siete Estrellas, y extendiendo sin saberlo esa inmunidad por más de 15 años.
También lo recuerdo, corriendo y celebrando junto a John Hudek, el séptimo título marinero, con un estandarte de los piratas, por el lado izquierdo del estadio José Bernardo Pérez. Si bien Jason, no regreso más, con los “Turcos”, ese desempeño, en especial en el séptimo de la final escrita, hizo que se ganara mi idolatría magallanera, para siempre, como imagino y supongo, hicieron otros importados anteriormente, en los seis gallardetes previos de los “Eléctricos”, en especial los jugadores de color, conocidos, denominados, llamados y/o nombrados “El poder negro”.
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