José Alfredo Otero.
Ciudad de México.
Por cuestiones laborales y personales no pude escuchar y ni siquiera seguir por las redes sociales los dos últimos juegos de los Navegantes del Magallanes en la tormentosa campaña 2016-2017, pero esperaba como el día miércoles 28 de diciembre, ya 29 en Venezuela, llegar a la casa y que mi celular al conectarse al wifi estuviera inundado de mensajes en Whatsapp de ADN Magallanero de que ha ganado y clasificado el Magallanes, pero lamentable y tristemente no fue así, a pesar de haber tenido un exitoso día de trabajo, incluso mejor que el anterior, lo que me hacía presentir que al arribar al hogar el resultado de los “Turcos”, sería el mismo por las cuestiones de la cábala.
Siempre he escuchado Lo que va a pasar va a pasar, pero me costaba imaginar que los “Eléctricos”, fuesen eliminados luego de barrer a Bravos en Margarita, pero a pesar de que me gustó el movimiento en la rotación de Alex Sanabia por Stolmy Pimentel, el resultado no fue el esperado y no debió cambiarse como venía si el resultado fue bueno, pero como titulé esta columna de opinión es muy fácil escribir después de que las cosas pasan, pero considero ahí estuvo la clave de la eliminación navegante esta última semana de temporada, porque irnos atrás y recordar aquel juego que se debió ganar, eso sería atormentarse, pero desde mi humilde óptica el barco en la era García se partió desde el tercer juego de la final 2015-2016 y desde el cambio de Ezequiel Carrera.
Pero la zafra de los “Bucaneros”, no se puede resumir a la última semana de la temporada, hay que ir al principio de la misma cuando el pitcheo abridor salvo Mitch Lively no completaba al menos cinco actos y si no era los iniciadores, no respondían el bullpen y si no respondían los relevistas, no lo hacía la ofensiva con los pequeños fundamentos como el corrido de base básico como el de Dayron Varona ante las Águilas del Zulia en el apenas quinto juego de la temporada lo que marcó la misma en ese aspecto y contagió hasta a los Grandes Ligas y veteranos, y que escribir de la falta de bateo oportuno y un zurdo de poder, quien debió y debería ser Samir Dueñez al corto plazo, junto con Mario Lissón, Josmil Pinto y José Tabata, y de los batazos que le conectaron a los lanzadores “Marinos”, en cuenta favorable, en especial con cero bolas y dos strikes, impresionante.
Aunque no todo fue malo, en el pitcheo destacaron los jóvenes Greyfer Eregua, Enderson Franco y José Castillo, aunque quizá la directiva y el cuerpo técnico contaba con que sería como la 2015-2016, desde el punto de vista de los abridores, aunque considero pudo haber aprovechado más este años esos nombres en la rotación a pesar de las limitaciones, mientras deben buscar a los nuevos Juan Carlos Pulido, Juan Francisco Castillo, Ramón García, Edgar Ramos, Rubén Quevedo, Johan Santana y Carlos Zambrano, bien sea en la paralela o vía cambio para lo cual hay material, especialmente veterano.
En la receptoría se estrenaron Ricardo Valencia y René Pinto, quienes pueden ayudar en el futuro cercano, aunque supongo que la gerencia “Pirata”, contaba con la presencia tempranera de Juan Apodaca, quien no pudo por lesión luego de vivir una excelente campaña ofensiva en México, pero contó con la temprana incorporación de Jesús Sucre, quien se adueñó de la posición dos, cuando se suponía la compartiría con Robinson Chirinos, ya que en teoría no podía jugar dos juegos seguidos, pero terminó cruzando a Robinson y aportando ofensivamente, aunque el último terminó bajándose del barco por lesión, posición en la que Magallanes debe regresar a lo que ha hecho desde la 2009-2010 con el propio Chirinos y luego con Jesús Flores, Carlos Maldonado, Francisco Cervelli, Apodaca y Sucre.
En el cuadro interior encendió las calderas Luis Arráez, quien “arrazó”, con la liga hasta que fue parado por los Mellizos de Minessota, quizá sea complicado volver a ver en Venezuela, por lo que jóvenes como Gioskar Amaya y Rayder Ascanio, deben ser parte de la línea central, con Humberto Arteaga, José Gregorio Martínez y Ronny Cedeño. En los jardines aparecieron Jorge Parra y Miguel Aparicio, quienes junto a Alberth Martínez tienen que jugar desde el play ball de la 2017-2018, junto con Tabata.
Lo único positivo de la sorpresiva eliminación de los “Turcos”, en esta zafra es que el equipo tocó fondo por primera vez desde la campaña 2011-2012 y debe salir a flote con una profunda renovación como lo hizo después de las temporadas 2003-2004, 2004-2005, 2007-2008, 2008-2009 y 2010-2011, desde lo más alto de la gerencia hasta el cargo y rango más bajo en el equipo, con una directiva como la de Guadarrama y/o Palmisano, sin contar con los Grandes Ligas que sin duda cuando juegan y se mantienen hasta el final marcan la diferencia y ganan campeonatos, incluso bicampeonatos y nombrado a un nuevo timonel, bien sea Álvaro Espinoza, Clemente Álvarez o Ramón Hernández.
Así que feliz año magallaneros, que quizá no será tan feliz como otros sino hasta escuchar la voz de play ball en octubre de 2017, que no es cual año ni mes sino el del primer centenario delos Navegantes del Magallanes (26 de octubre de 2017), los cuales espero celebrar en el José Bernardo Pérez de Valencia, con mis ídolos magallaneros.
Foto: César Quintero.