Lunes 27 de noviembre de 2017
Ciudad de México
José Alfredo Otero
ADN Magallanero
La primera vez que escuché hablar de Oscar Henríquez, fue de mi papá y de la clase de prospecto que era, asumo que esos sería entre las campañas 92-93 y 93-94 de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP), también que al lanzador, para, entonces no había podido pitchar a tiempo completo, con los Navegantes del Magallanes, por una enfermedad, la cual no recuerdo, pero sí que le da a una entre tantas personas, también a mí tía Aleyda, cantándome: los zapatos de Manacho, son de cartón, en la cocina de la casa de mi abuela Placida, en La Salle, donde me criaron, junto a mi padre y prima-madrina, Ledymar, misma que daba acceso al lavandero, donde siempre me asomaba durante la campaña, para ver las luces del Universitario, cuando no iba a los juegos, misma cuyo techo manché, para siempre, con una cerveza batida, para celebrar y simular el pase a la final de la 2000-2001, ante la presencia cómplice de mi tío Mario, quién me guarda el secreto hasta en el cielo magallanero, el cual comparte, con muchos de los furibundos magallaneros que se han ido, en especial con su hermana, mi mamá Carmencita y la de mi primo-hermano José Alberto.
Pero lo que sí no era de cartón era el brazo de Oscar, quien lo comenzó a demostrar, desde la zafra 95-96, cuando fue designado como preparador, por el manager Tim Tolman y desde ahí empezó a hacer historia, con los turcos, que lo llevarías desde participar nada más y nada menos que en el primer juego sin hit ni carreras que propinaron los eléctricos en entonces su casi 80 años del navegante, a ser tricampeón, con todas las de la ley, con los bucaneros, porque estaba, con los filibusteros, en la 93-94, pero no lanzó en esa final, lo que sería como un aviso de lo que harían los marinos en la inolvidable la etapa decisiva también ante los Cardenales de Lara, donde si mal no recuerdo ni me equivoco sólo falló en ese certamen en el octavo acto de esa final, donde fue rescatado por Dave Evans, pero se debe recordar que apenas tenía 21 años, y hasta hace poco más de un año al salón de la fama del Magallanes.
Y así sería lo demostrado por Manacho en ese torneo, que para el siguiente, no fue repetido Evans y fue nombrado, como cerrador de los piratas en la 96-97, por el manejador John Tamargo y Oscar, cumplió, al tanto de volver a ser campeón, esta vez él como salvador, como lo hizo ante el eterno rival en los juegos uno y especialmente en el cuatro de la segunda final ante los Leones del Caracas, como pueden ver en el siguiente link desde el segundo 43 https://www.youtube.com/watch?v=qdkwrzsgFX8
Si bien a Henríquez, no le fue bien ante los crepusculares en finales, como en el segundo partido de la etapa decisiva 2000-2001, el cual pudo haber marcado otro rumbo, para los Navegantes en la misma, en el round robin de la 2001-2002, sufrió el fanatismo de algunos, extrañamente en su propio astillero el estadio José Bernardo Pérez, específicamente, cuando el lanzador fue salvado por una caída de Lino Connell, quien corría de segunda para tercera o de la antesala para el home y al terminar el capítulo, el pitcher fue abucheado y pitado, por los fanáticos, que hicieron a Oscar, reaccionar y hacerle señas de preguntas y de que aquí no y que cómo era posible que eso fuese en su propio puerto, algo que también le pasó a Jean Machí, cuya carrera asemejo bastante, con la de Manacaho, en Magallanes, que incluso en su momento le valió el apodo de Jean Manacho-Manachí Machí, también un fin de semana y en Valencia, pero en eliminatoria.
Pero Henríquez, se recuperaría, y en el quinto de la final, nada más y nada menos que el 28 de enero de 2002, día de su cumpleaños 27, cuando al dominar a Miguel Cabrera, le diera el título 12 a los turcos, lo cual pueden mirar aquí https://www.youtube.com/watch?v=YwwOFk–hPg&t=1s desde el segundo 49, para así convertirse en el último cerrador criollo y magallanero, campeón, con el navegante, lo cual se mantiene desde has más de 15 años.
Lamentable y tristemente, ese sería el último rescate de Manacho, con los filibusteros y que salvado, ya que la campaña 2002-2003, no se completó y para la 2003-2004, fue cambiado a los Tiburones de la Guaira, junto a Antonio Álvarez, por Alex Escobar y José Rodríguez, desde entonces Oscar, no fue el mismo, imagino, supongo porque le pegó el movimiento así haya sido al equipo, con nombre de su tierra natal, incluso si mal no recuerdo ni me equivoco, así lo dijo una vez, Henríquez, en una entrevista.
De Manacho, me quedó, con sus rescates de la finales 96-97 y 2001-2002, también, con su número 17, que fue heredado por José Miguel Nieves, después por Pablo Sandoval, antes de cambiar al 48, luego por Reegie Corona y actualmente por Rayder Ascanio, todos infielders, también, con sus celebraciones después de esos salvados, pero en especial, con dos frases, una de alguien que sabe algo de béisbol y de pitcheo, Phil Regan, quien una vez dijo que Oscar, tenía mejores condiciones y brazo, que mucho, incluso de uno de sus compañeros de firma, no solo en Magallanes, sino también con los Astros de Houston, Freddy García, solo que el tema con Henríquez, era de concentración, mental o psicológico, algo lo cual considero muy parecido a lo de Machí, y con una del propio Manacho, en el marco de su exaltación al templo de los inmortales de los marinos, cuando dijo que el equipo que más lucha le dio en finales fue Cardenales, ya que al Caracas, le ganaron rapidito.
También me quedo, con sus 42 salvados de por vida, con los pitaras, récord histórico, que casualmente duró 15 años, hasta que fue superado por Hassan Pena, en 2016, el cual quizá también dure más de 15 años, mismo que parecía enrumbado a romper por Machí, pero al establecerse en las Grandes Ligas y no lanzar en Venezuela en la 2014-2015, con el fallo de Robert Korecky y la oportunidad que aprovechó Hassan y ya saben el resto de la historia, que va por más de 70 rescates, mientras tanto veremos, quien es el próximo cerrador venezolano y magallanero, que preserve un campeonato, para los turcos y también que Pena, pueda hacerlo, como lo hicieron John Hudek y Evans, en dos de los seis títulos que he disfrutado, gozado, visto y vivido, de los eléctricos y que le entregué la bola a ese sucesor criollo, como lo hizo Evans a Henríquez.
Y por último, pero no menos importante, con todo el respeto que se merece Francisco Rodríguez, como me hubiese gustado que el cerrador magallanero en las finales 2006-2007 y 2009-2010, hubiese sido Manacho y no el Kid, quizá se hubiese repetido la historia de la 95-96, 2001-2002 y en especial la de la 96-97, incluso edad tenía, para entonces y tal también condiciones de haber seguido, con Magallanes y en especial experiencia en esas travesías.
Foto: Pelota Binaria
https://adnmagallanero.wordpress.com/2017/10/27/un-sueno-hecho-realidad-pena/
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