Miércoles 21 de marzo de 2018
Ciudad de México
José Alfredo Otero
ADN Magallanero
Mucho se dijo y escribió antes del campeonato 2017-2018, de la Liga Venezolana de Béisbol profesional (LVBP), si debía o no jugarse por la situación de Venezuela, si tenían que aprobar o no los dólares preferenciales, si las organizaciones de Estados Unidos darían o no permiso a sus jugadores para participar, los dimes y diretes con los permisos a los beisbolistas venezolanos para jugar en otras ligas, el precio de las entradas, de los abonos, de los alimentos, bebidas y servicios en los estadios y todo lo que conlleva ir y venir al mismo.
A pesar de lo anterior se jugó como casi siempre desde 1946, salvo sus contadas excepciones, como seguramente será también en la 2018-2019, y en lo que respecta a los Navegantes del Magallanes, al menos con respecto a lo que los ha hecho lamentablemente naufragar en las dos últimas temporadas: el pitcheo abridor, en especial por falta de ases abridores criollos, desde Carlos Zambrano, con el arribo a los turcos de Yohan Pino, Henderson Álvarez y Wilfredo Boscán, y la búsqueda de al menos otro brazo venezolano iniciador, esto en el papel y en la teoría no luce con tanta incertidumbre como desde la 2014-2015, el detalle es ver cómo le va al nuevo coach de pitcheo Stu Cliburn, ya que los últimos tres campeonatos fueron con Roberto Espinoza al mando, con nada más y nada menos que Rubén Quevedo, Johan Santana, “El Toro”, y Gustavo Chacín, encabezando la rotación respectivamente de la 2001-2002 los dos primeros y entre la 2012-2014, los dos últimos.
En el relevo la única incertidumbre pareciera ser si repite o no Hassan Pena y en caso de que no quién ocupa su lugar, además, de Pedro Rodríguez.
La receptoría luce nuevamente para el joven Luis Torrens, como en la 16-17, mientras se reporta Jesús Sucre, si no lo cambian por un tema salarial, ya que con la bajada de la nave de Juan Apodaca, por diferencias desde la final 2014-2015, la profundidad que ha tenido el navegante con los cátchers desde la 2009-2010, no parece tal al menos que le den más chance a José Briceño, Ricardo Valencia y René Pinto u otro careta tanto de la paralela o que arribe vía cambio o libre como en su momento Apodaca, pero la última opción pudiera ser la menos probable por lo que ha sido ese mercado desde la 16-17 y en especial en la 17-18. Aunque para lo anterior debe batear como lo han hecho los caretas desde la 2009-2010 con Robinson Chirinos.
La segunda base y el campo corto lucen destinados a Andrés Eloy Blanco, Luis Arraez, Rayder Ascanio, Gioskar Amaya, Luis Rengifo, José Pereza, José Gómez, con las opciones de Ronny Cedeño y José Martínez, aunque tal vez estos últimos jueguen más en tercera base, dependiendo si regresa Adonis García o si arriba al navegante un antesalista al estilo de Carlos Rivero o Daniel Mayora.
El jardín central debería ser custodiado nuevamente por Alberth Martínez, con Wuilmer Becerra y Jesús Alastre, acompañándolo, además de tener como opción a Blanco, Frank Díaz, Luis Aparicio, Rengifo, Yolberth Gideón, José Azocar y Endy Chávez. Y ver si repiten o no Jesús Valdez. Y de igual forma si arriban otros jardineros, especialmente de fuerza tanto derecho como zurdo.
La primera base, parecía destinada a Josmil Pinto, con el retiro de Mario Lissón y el cambio de Samir Dueñez, pero una nueva suspensión de Pinto, ahora por 25 juegos, hace pensar que la inicial pudiera ser para Briceño, para ver si puede ser el mismo de la 14-15 o en dado caso para Luis Bandes, un importado u otro jugador que llegue vía cambio al mismo estilo de Rivero o Mayora. Lo mismo considero con el bateador designado.
La banca de entrada luce desarmada como desde la 2016-2017, después que la directiva bucanera dejara libre a jugadores como Luis Domoromo, Luis Nuñez, Abel Nieve y Gustavo Molina entre otros. De igual forma el cuerpo técnico con la salida de Roberto Espinoza, Richard Paz y Ramón Hernández, con el permiso y mucho respeto de los nuevos integrantes.
Si bien la incertidumbre en pitcheo abridor y jardineros en la nueva travesía que se avecina luce en el papel y en la teoría menor con respecto a la anterior, las mayores dudas ahora se trasladaron desde mi opinión a los bateadores de fuerza y experiencia, en especial para emerger desde el dogout y al cuerpo técnico, especialmente por los cambios tan bruscos, repentinos y sorpresivos, de igual forma en que Omar Malavé, condujo el timón filibustero desde el 2 de enero de 2018.
Aunque este año fue ratificado antes con respecto al anterior a pesar de que no era la primera opción y que desde que es el primero abordo a principios de diciembre de 2016, se quedó a un solo juego de clasificar a los marinos al playoffs de la 16-17, cuando después de la barrida a Bravos en Margarita del 20 al 22 de diciembre de 2016, parecía bastante probable y casi que un hecho.
Y desde que es fijo, continúa acumulando récord positivo, devolvió a los piratas a los playoffs, como segundo en la tabla de clasificación son su particulares, pero exitosos cambios de alineación en la eliminatoria, incluso hasta la semifinal, pero para mí el detalle sigue siendo la forma como dirigió desde la postemporada, incluso lo que ha dicho en los cados de Dustin Martin, Alberth Martínez y Pena.
Por lo que el mayor reto del cumanés sigue siendo no sólo devolver a los Navegantes a puerto final, sino también ganar el campeonato, incluso la Serie del Caribe y para él en lo individual y particular en que puede ganar con el Magallanes como lo hizo con Cardenales, que no es lo mismo, salvando y respetando las distancia con permiso y mucho respeto de y para sus fanáticos.
Y espero sea con el béisbol agresivo que ha anunciado, pregonado y prometido Malavé en los medios, para el cual desde antes de la 17-18, pidió a la gerencia turca las piezas, las cuales arribaron para una zafra después, pero llegaron, por lo cual considero ya no puede haber excusa porque tiene la confianza de la presidencia eléctrica, los jugadores al menos en posición que solicitó y casi que un nuevo cuerpo técnico.
