Domingo 15 de abril de 2018
Ciudad de México
José Alfredo Otero
ADN Magallanero
Al menos de mi papá también heredé su memoria, además, del adorado nombre de los Navegantes del Magallanes y escribo de mi padre porque a mi mamá Dios se la llevó muy temprano del juego de la vida y no me dio chance de conocerla y saber si su memoria era tan buena como la de nosotros porque lo de ser de los turcos no tengo dudas.
Aunque a veces eso de tener memoria de elefante como dicen popularmente no es tan bueno porque recuerdas casi todo tanto las cosas buenas como las malas.
Mi memoria va desde ver a mi madre en un ataúd en su velorio, decirle a mi padre que la despertara y sacar de ahí para irnos a la casa así como también ver partir desde el balcón del apartamento el carro fúnebre a su entierro en el cementerio del sur al cual no me llevaron porque tan sólo tenía tres año hasta la última eliminación de los turcos.
Gracias a Dios recuerdo más buenos que malos y con respecto a los eléctricos esos van desde los dos jonrones en un acto de Mark Funderburk ante el eterno rival incluyendo la posterior celebración en el Hato Grill hasta el campeonato 12 del navegante pasando por los de la 93-94, 95-96, 96-97, 2001-2002 y 2012-2013.
Después de la publicación del escrito: De Luis González a Josh Romanski, el colega magallanero Fred Married, me envió por Facebook una foto de Iván Arteaga calentando en el bullpen de la derecha del estadio Universitario en 1991 y me escribió que él estaba entre el público, a lo que le respondí que seguro nos vimos ahí en la antigua preferencia del parque de la Ciudad Universitaria, ya que cuando eliminaron los pases de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP), no podíamos pasar gratis, no conseguía, no le daban entradas a mi papá o simplemente no alcanzaba el dinero para que las comprara me llevaba a preferencias.
Frank continuó mandándome imágenes, una de él con sus hijos en el capo de su Malibú en el Tigre en 1995 con su camisa y gorra de los bucaneros la legendaria “latica de cerveza” de los años 70 y 80 puesta. La cual aún conversa, al igual que su carro. Del Tigre casualmente es mi familia materna.
La siguiente foto que me hizo llegar Married fue una de González, la misma del álbum de los 90 años de los filibusteros (la cual usé para actualizar la imagen destacada del escrito de Luis y Josh)y me contó que un amigo suyo muy magallanero que falleció le decía “Cara e Picúa” al popular “Gonzo”, al cual tuve el chance de conocer en la 92-93, incluso fui su office boys en aquella campaña en el coso de los Chaguaramos.
Si bien Frank me mandó otra imagen la que más me sorprendió fue la siguiente, la destacada de este escrito en la cual aparece con dos magallaneros más y me escribió: “mira cómo iba al Univeristario. 3 de diciembre de 1994, fue eso. Soy el del uniforme completo de visitador”.
En seguida le contesté al de chiva lo conozco y le pregunté si iban a la preferencia derecha y me respondió: “el de chiva es mi compadre y correcto”. Le escribí que recordaba a su compadre en la preferencia de la derecha de visitante por ese lado en los 90 y que incluso una vez me brindó una barquilla EFE las que vendían en las cavas de anime forradas en teipe marrón y que venían envueltas en papel plateado y tapa blanca que si mal no recuerdo ni me equivoco costaban 25 bolívares de los de antes y eso que en el estadio venden todo más caro, incluso al doble. También que el señor de cabello blanco y guayabera azul clara me parecía Carlos Loreto, quien era scout del Magallanes y de Chicago White Sox.
Married me escribió de otras anécdotas que ha vivido con los marinos como la que Enrique Saavedra “Camión de Carne”, quien conducía el autobús de los Piratas por ocho años y quien fue su vecino en las Fuerzas Armadas, que se hicieron amigos gracias al Magallanes, pero que no lo ha vuelto a ver. Me suena su nombre, incluso quedé en averiguarle de él con mi papá.
De igual forma que debutó yendo al estadio la noche de los dos jonrones de Funderburk el 16 de noviembre de 1985, que tenía 18 años, que salió afónico y que supo lo del Hato sí lo supo años después y lástima que no lo supo antes para estar presente.
También que Jorge Mitchell se levantó de la mese al verlo en un restaurante en Puerto La Cruz al que entró y estaba cenando con la familia ya lo conocía de ir uniformado al estadio: “Qué haces tú aquí vale gritó, te pasaste chamo”. “Soy magallanero y viajo para ver ganar a la nave” le contesté.
Me escribió que para él ser magallanero definitivamente es un estilo de vida. Que no existe prenda de vestir que le encanté más que sus camisas del Magallanes. Que el convenio que establecieron Magallanes y los Piratas en los 80 lo marcó definitivamente. Como a mí el de los Astros de Houston. Que soy de los suyos que siente la divisa como es debido.
Me preguntó por Carlos Gil, quien vivía en las residencia el Doral de La Candelaria y le contesté que lo último que supe de él fue una vez que mi padre lo invitó a darnos una práctica en el equipo Los Pollos en el estadio del bloque 7 y 8 de Simón Rodríguez a principios o mediados de los 90 y que si mal no recuerdo ni me equivoco trabajaba para Cocodrilos de béisbol en aquel entonces.
Me contó que supo de Jesús Laya por un compañero de trabajo que es su vecino en Vargas. Se despidió con: “ha sido un verdadero honor conversar acerca del mejor equipo de todas las galaxias y sus alrededores ADN. Es un placer para este filibustero empedernido mi pana. Se me cuida mucho”. Lo que me hizo recordar la frase de mi pana Javier Pérez: “el mejor equipo de la historia de la humanidad”.
Le agradecí y le escribí que igual para mí. Que justo estaba recordando la foto y pensando que escribir al respecto y salió esto.
Le pregunté el nombre su compadre, me respondió: Oswaldo Carvallo, que lo buscara en Facebook. Lo cual hice y vi que ya éramos amigos por ahí tal cual como en la preferencia del Universitario a principio y mediados de los 90. Y claro que también le escribí. Y capaz es familia de mi pana Manny Carvallo, además, de ser de la familia magallanera.
Lo del pana Frank lo completé con esto que me escribió por Twitter el también el doble colega magallanero Wilson Leonardo Soto: “Te felicito por mantener el blog ya que el que nace magallanero, muere magallanero, por nuestra sangre corre el ADN Magallanero, y prácticamente queremos saber del equipo y sus anécdotas no solo de Octubre-Enero sino de Febrero a Septiembre también. Gracias”.
Le respondí: así es mi pana, incluso antes de nacer, esa fue una de las metas desde mayo de 2016 y gracias a Dios se ha mantenido en especial desde septiembre de 2017 hasta abril 2018 hasta ahora. Saludos y fuerte abrazo de HR magallanero. Por nada, más bien a ti.
Gracias a Dios ADN Magallanero no sólo me ha mantenido en contacto con el adorado equipo de los magallaneros: Los Navegantes del Magallanes, sino también con Venezuela y con el oficio de periodismo deportivo en el cual decidí especializarme en 2007, mismo año en que los turcos cumplieron su 90 aniversario y al cual me dedico al 100 por ciento desde 2015, y en donde menos imaginé y pensé, con razón creo en los dichos y dicen que nadie es profeta en su tierra a la cual espero regresar lo más pronto posible del exilio voluntario y volver a cubrir a los eléctricos desde los entrenamientos de septiembre en el estadio José Bernardo Pérez de Valencia como de 2008 a 2014 y no sólo hasta febrero y la Serie del Caribe sino también el resto del año.
Y por último y no menos importante conectarme con magallaneros que sienten al navegante a su manera, en todo el mundo a quienes conozco consciente o inconscientemente y que mantienen mi memoria activa y viva al igual que los recuerdos magallaneros como los panas Frank y Wilson e inspiran más historias para seguir escribiendo de lo que nos apasiona el Magallanes.
Foto: Frank Married.
