Un tuitero nos pidió leer sobre la época del poder negro magallanero, saber sus datos y que juego marcaron la diferencia, y a continuación escribimos al respecto.
El tuitero @wettel nos escribió esto:
Origen de la famosa tradición del «Poder Negro» del Magallanes
De acuerdo con Javier González en Magallanes el álbum, a partir de la temporada 1968-69 fue cuando se comenzó a hablar del poder negro magallanero, en franca alusión a la pareja conformada por Clarence Gaston y Pat Kelly, quienes tuvieron excelente desempeño en esa campaña. Gaston fue líder bate con promedio de bateo con promedio de .383 y, estableció una marca de carreras remolcadas con 64. Mientras que el zurdo Kelly bateó para .342, con 11 jonrones y 45 empujadas, por lo que los periodistas de entonces comenzaron a denominar a este temible dúo como el Poder Negro, comparándolos así con los famosos integrantes del relevo 4X100 de la selección de Estados Unidos que se llevó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de México en 1968, y que impactaron al mundo cuando levantaron sus puños enguantados para indicarle a la humanidad la superioridad de su raza. A partir de entonces «The Black Power» (El Poder Negro) fue noticia de primera plana en todos los periódicos del mundo. De allí en adelante, el Magallanes se caracterizó por contratar peloteros negros de extraordinaria actuación en nuestra pelota.
Mientras que Giner García y Emil Bracho en Navegantes del Magallanes La Travesía también reseñan que fueron precisamente Clarence Gaston y el zurdo Pat Kelly los que dieron origen en esa campaña (68-69) a la famosa tradición del «Poder Negro» del Magallanes, la cual creció en los siguientes años con la venida de jugadores de la talla de Jim Hollt, Harold King, Bob Darwin, Jim Rice, Don Baylor, Mitchell Page y por supuesto, el inolvidable Dave Parker.
González también agrega en el poder negro a Joe Cannon, Barry Bonds y Mark Funderburk.
Por su parte en la página web del Magallanes colocan también como parte del poder negro a: Herman Hill e Iván Murrell.
Y el mismo González junto con Carlos Figueroa Ruiz en Contra Viento y Marea también incluyen en el poder negro magallanero a Willie Horton.
Clarence Gaston
Fue uno de los emblemas del Magallanes a finales de la década de 1960 y principios de la de 1970, época en que se convirtió en el principal responsable e iniciador de lo que se conoce en la historia como «Poder Negro» magallanero.
Al colocarse el uniforme naval Gaston se transformó: dos títulos de bateo consecutivos, el récord del circuito de más carreras empujadas en una campaña con 64 en la 68-69 (posteriormente superado por Pete Koegel y Jesús Guzmán), un promedio vitalicio de .326 en cinco contiendas y su nombre invariablemente figurando entre los importados líderes de todos los tiempos de la franquicia son sólo algunos de los logros conseguidos por este nativo de San Antonio, Texas.
Dicen que cuando Rodolfo José Mauriello, entonces gerente general del Magallanes, le ofreció contrato para jugar nuevamente en Venezuela, inicialmente Gaston lo rechazó, alegando su pobre desempeño con Cardenales. Sin embargo, el ejecutivo de los Navegantes logró convencerlo, utilizando como argumento que tendría un año más de experiencia.
En 2012 fue exaltado al Salón de la Fama del Magallanes, siendo junto a Dave Parker los dos primeros jugadores importados en recibir tal distinción.
Pat Kelly
Vistió la camiseta del Magallanes en la temporada 1968-69, convirtiéndose entonces en uno de los consentidos de la afición turca y en una de las estrellas de ese campeonato. Junto a Clarence Gaston, conformó una devastadora yunta (zurdo-derecho) que dio inicio a los poderosos bateadores negros magallaneros.
Jim Holt
Fue un bateador zurdo de cierta fuerza que se convirtió en uno de los máximos exponentes de la recordada tradición de Poder Negro magallanero. Holt jugó durante cinco (5) campañas con los Navegantes del Magallanes (1969-1972 y 1974-75).
Con promedio de .462 (de 13-6) Holt fue seleccionado con el Jugador Más Valioso de la instancia decisiva 1969-70. Con su bate y guante fue una de las grandes figuras del Magallanes en la Serie Final de 1970.
Fue campeón de la Serie del Caribe de 1970. Dejó estupendo promedio vitalicio de .311.
En cuatro de sus cinco campañas con la nave Holt bateó sobre .300 puntos, con un registro tope de .346 en la 69-70, cuando además ayudó a la conquista del campeonato nacional y a la obtención del título en la Serie del Caribe luego de comandar la liga en los departamentos de hits con 82 y dobles con 16.
Holt había llegado al Magallanes con un toque de buena suerte. Pese a que había ligado para .322 en 33 juegos con los Tigres de Aragua en la 68-69, los bengalíes decidieron no repetirlo, por lo que rápidamente fue contratado por la gerencia magallanera para que custodiara los jardines en la 69-70.
En 2013 fue exaltado al Salón de la Fama de los Navegantes del Magallanes.
Harold King
Receptor norteamericano fue un poderoso y productivo bate zurdo que contribuyó notablemente con la causa magallanera en las temporadas 1970-71 y 1971-72. Aún los fanáticos lo recuerdan como uno de los creadores de la famosa leyenda del Poder Negro de la novena turca.
Bateó .519 (de 24-17) con un (1) bambinazo y siete (7) remolcadas en la serie final de enero de 1971 que los Tiburones le ganaron a Magallanes en siete (7) encuentros.
Francisco Suniaga en su libro Magallanes crónica de una devoción describe aquel cuadrangular de King así: «El recuerdo más nítido que tengo de ese partido, para el que no necesitaba repasar archivos, es el jonrón que Harold King bateó en el octavo inning (el pitcher de La Guaira era su abridor Jerry Cram) para empatar (a 5) un partido que Magallanes estaba perdiendo por tres (3) carreras. Había dos (2) corredores en base (Holt y Ray Fosse) y la conexión de King fue de tal magnitud que desde ya desde el contacto, virtud excepcional sonido del bate con la pelota se sabía que nada había que hacer.
Bob Darwin
Es una de las figuras del Magallanes más recordadas de todos los tiempos. En la primera de sus dos campañas con los turcos (1972-73), estableció una marca de jonrones, al desaparecer 19 pelotas. Por si eso fuera poco, bateó en esa justa para .340, con 45 carreras remolcadas y 34 anotadas. El 15 de noviembre de 1972 se convirtió en apenas el sexto jugador en la historia de nuestra pelota rentada que bateó tres (3) cuadrangulares en un mismo partido frente al pitcheo de los Tigres de Aragua que generaron la locura en las tribunas del José Bernardo Pérez y lo terminaron de convertir en el favorito de la afición. En ese desafío Darwin fletó siete (7) carreras para llevar a Magallanes al triunfo 12 a 7. Earl Stephenson, Roberto Muñoz y Ramón Velásquez recibieron los tablazos.
Darwin, fue uno de los más prolíficos representantes del inolvidable «Poder Negro» del Magallanes. Este jugador es recordado por el enorme e impresionante recorrido de sus conexiones.
Repitió en el torneo 1973-74, pero su rendimiento estuvo muy por debajo de lo cumplido la campaña previa. En 94 juegos dejó .303 de average de por vida con 27 jonrones y 67 remolcadas.
En Venezuela, Bobby Darwin siempre será recordado como el hombre que sacó palabras de exclamación a los aficionados por sus brutales y kilométricas conexiones, el de los 19 jonrones en la temporada 72-73, el que avivó y llevó a su máxima expresión la leyenda del “Poder Negro” del Magallanes, de la cual es y será uno de sus más conspicuos exponentes.
Jim Rice
El norteamericano Jim Rice defendió los colores de los Navegantes del Magallanes en la temporada 1973-74, alcanzando un sólido average con el madero de .335, al que añadió 8 vuelacercas y 39 carreras remolcadas, además de 13 tubeyes, 6 triples y 4 almohadillas estafadas. Del béisbol venezolano saltó al estrellato en las Grandes Ligas. En 56 encuentros ligó 73 imparables.
Don Baylor
El magallanero Don Baylor conformó juntomcon Dave Parker, en la contienda 1974-75, uno de los dúos más espectaculares que se haya visto en el bpéisbol del Caribe. Baylor contribuyó notablemente a que Magallanes navegara esa campaña hasta la serie final.
Mostró garra y liderazgo en su única campaña en Venezuela con el Magallanes. Intervino en 56 encuentros y dejó promedio de .271, con 7 jonrones, 36 anotadas, 32 carreras empujadas y finalizó líder del equipo en el departamento de estafadas con nueve (9). En la semifinal contra Leones disparó dos (2) y fletó cuatro (4) rayitas para ayudar a que Magallanes avanzara a la final en siete (7) juegos y en la instancia decisiva que perdieron los turcos en seis (6) encuentros ante los Tigres, dejó average de .333, con cuatro (4) batazos de vuelta entera y cuatro (4) empujadas.
Mitchell Page
Uno de los últimos integrantes del llamado «poder negro» que formaron parte de la nómina filibustera en los años setenta (70), es recordado por la fanaticada como un pelotero productivo con buena habilidad para correr las bases.
Jugó desde 1976 hasta 1979 con el Magallanes, tiempo en el cual se convirtió en una de las figuras más reconocidas de la divisa. Su explosivo bate y su extraordinaria habilidad en las bases contribuyeron a que los Navegantes conquistaran el título en la justa 1976-77 (su primera temporada con el club finalizó como líder de la liga en empujadas con 57, jonrones con 14 y bases alcanzadas con 140, además de dejar sólido promedio de .310 con 48 carreras anotadas en 63 partidos) y en la Serie del Caribe de 1979 (su última temporada cerró con broche dorado en plan de héroe, gracias sonar jonrón, soberano estacazo de más de 400 pies por todo el rightfield decisivo remolcador de tres 3 carreras que le conectó el 9 de febrero de 1979 a Enrique «Huevo» Romo, de los Mayos de Navojoa en el noveno inning del último juego, bueno para romper un empate a seis 6 carreras, que sirvió para poner el marcador 9-6 y darle a Magallanes el segundo título de campeón caribeño y se aseguró el trofeo y se consagró como el Jugador Más Valioso de la serie gracias a sus 11 remolcadas, 2 jonrones y promedio de .444 y ocupó la primera base 1B y el jugador más útil en el equipo Todos Estrellas).
El jonrón de Mitchell Page que decretó el segundo campeonato del Caribe para Magallanes, en San Juan de Puerto Rico, en 1979, aún retumba en la memoria de los aficionados de esa época. Probablemente ese dantesco cuadrangular por todo el rightfield frente al mexicano Enrique Romo sea uno de los batazos más importantes en la rica historia del club.
Y es que así eran los jonrones de este toletero zurdo: kilométricos, sonoros, definitorios. Irónicamente, ese fue el último que dio con el Magallanes en tres campañas, un período en el cual, no por coincidencia, la nave ganó dos títulos nacionales y uno del Caribe, con este formidable bateador incrustado en el medio del line up y como uno de sus más excelsos productores de carreras.
De por vida en 143 juegos de campaña regular con Magallanes dejó promedio de .300 (de 550-102) con 24 jonrones y 118 remolcadas. En 2014 fue exaltado al Salón de la Fama del Magallanes.
En Venezuela, Mitchell Otis Page será recordado siempre como el recio toletero de las gafas y la cinta en la frente; el de los enormes jonrones; el que hizo una dupla temible y quizás irrepetible con Dave Parker; el de los campeonatos; en fin, el del Salón de la Fama de los Navegantes del Magallanes y uno de sus más recordados jugadores.
Un episodio curioso de su vida fue su participación en la película “Angels in the Outfield”, donde el magallanero compartió con los actores Danny Glover y Tony Danza, encarnando a un primera base de los Angels llamado Abascal.
Dave Parker
El hombre que estaba destinado a robarse el show: Dave Parker. Pero la historia del gigante jardinero y el Magallanes comienza mucho antes de que se pusiera el uniforme del equipo por primera vez.
“En julio, un día antes del Juego de las Estrellas, y en la oficina de Pete Peterson, asistente del gerente general de los Piratas, estábamos representantes del Magallanes y Águilas Cibaeñas, los dos clubes invernales con los cuales trabajaba Pittsburgh”, relata Mijares en su libro “Magallanes para todo el mundo”.
“Oigan bien ustedes, dijo (Peterson) al quisqueyano Tito Hernández y a mí”, añade el periodista. “Parker va a jugar en el invierno. Con las Águilas, Magallanes o quien sea”.
Los Navegantes tenían la opción de escoger los peloteros antes que las Águilas y esto le permitió al gerente de los turcos hacer la proposición que dejaría a todos contentos.
“Entonces se me ocurrió ofrecerles a los dominicanos un cambio: les doy a (Bob) Darwin y me dan a Parker”
“Trazamos un plan para la fiesta del Juego de Estrellas en la noche, ya con la firma de Peterson en un documento contentivo de los términos del cambio. Únicamente faltaba la firma de Calvin Griffith, propietario del Minnesota y dueño del contrato de Darwin. Muy alegre, ya tarde en la noche, Griffith firmó el papel”.
De esta forma, se concretó por primera vez una transacción de dos importados que, aun cuando eran reservas de sus antiguos equipos, no pertenecían a éstos.
Dave Pareker es uno de los mayores símbolos del Magallanes, y quizás el pelotero más recordado a la hora de evocar grandes momentos en la historia de la divisa. David Gene Parker, Dave para los amigos y apodado «La Cobra», ha sido uno de los grandes héroes del Magallanes y sus hazañas, como la de los guerreros de Troya, serán contadas por generaciones, incluso por aquellos que no tuvieron la dicha de verlo jugar.
Dave Parker dejó enorme huella a su paso por Venezuela. Jugó tres (3) temporadas con el Magallanes (1974-75, 1976-77 y 1982-83). En la primera de ellas bateó para .329, siendo líder de la Liga en jonrones (8), carreras impulsadas (50) y en el departamento de bases alcanzadas con 120 en 55 juegos, bateó 74 hits, de los cuales 24 fueron extrabases, dobles (10), triples (6). Convertido en la bujía del club, Parker se metió en el bolsillo a la afición, que no dejaba de admirar la forma de desenvolverse en el terreno de juego del gigantón pelotero negro, que igual ganaba un partido con un jonrón, corriendo las bases o con un espectacular tiro desde los jardines. El centerfielder comandó al team.
El aporte de Parker, estuvo mucho más allá de esos números sobresalientes. Fue el alma del equipo, el jugador espectacular cuyo carisma elevó a la nación magallanera y le brindó momentos de gran alegría, su leyenda, a pesar de lo hecho, no hacía sino comenzar, ya que apenas logró dar cuatro (4) hits en 24 turnos con un (1) cuadrangular y seis (6) fletadas en la serie final que perdió Magallanes frente a Aragua en enero de 1975.
Su grandiosidad como pelotero se mostraría en todo su apogeo en la temporada 1976-1977, cuando pudo regresar a nuestro béisbol.
Dave Parker aceptó venir con los Navegantes para el certamen 1976-77, para reivindicarse con la fanaticada turca.
Y de que manera finiquitó con el país magallanero ese compromiso el jardinero de casi dos (2) metros de altura y más de cien (100) kilos de peso que entonces contaba con 25 años de edad.
La segunda vez que defendió los colores del conjunto turco, no sólo bateó sobre .400 (.414) y finalizó la etapa regular como campeón bate con average récord de .414. Los números de Parker ese año alcanzaron las estratosfera: participó en tan solo 38 partidos, bateó 65 incogibles, de los que 18 fueron extrabases, empujó 34 carreras. Pero más allá de sus números fue el verdadero capitán que hacía del Magallanes un equipo distinto con solo estar su nombre en el line up; el líder que con su forma aguerrida de jugar a la pelota impulsaba a sus compañeros a buscar el triunfo; el ídolo que se ganó la admiración de todos los aficionados, magallaneros o no. Quizás pocas veces un pelotero ha ejercido tanto peso dentro de una divisa como Parker lo hiciera en el Magallanes de la 76-77.
Una muestra de que no, ocurrió el 29 de diciembre de 1976. “La Cobra”, como se le conocería luego en el mundo de la Gran Carpa, acababa de volver de los Estados Unidos, adonde había ido a pasar la Navidad con sus familiares. A su regreso, el equipo se encontraba en medio de una peligrosa cadena de ocho (8) reveses, pero un (1) jonrón con las bases llenas, más un total de seis (6) remolcadas y cuatro (4) hits del gigante frente al Caracas, acabaron la mala racha y pusieron el barco a navegar en dirección correcta.
Fue muy oportuno en el remolque (siete 7 carreras en cinco 5 juegos) en la semifinal contra las Águilas y «masacró» a los pitchers de Tiburones en la final, al promediar .417 (de 28-10) con cuatro (4) dobles, dos (2) jonrones, ocho (8) anotadas y ocho (8) remolcadas en seis (6) juegos para encabezar el ataque de la nave valenciana en la procura que los llevó a la conquista de su quinto campeonato en la historia de la pelota profesional venezolana y llevarse el reconocimiento como Jugador Más Valioso de la Serie Final.
Dave Parker se reportaría nuevamente con el Magallanes en el campeonato de 1982-83, temporada en la cual la nave turca fue eliminada desde temprano. En apenas doce (12) juegos bateó sólo para .224, producto de su adicción a la cocaína y problemas con ambas rodillas, causados por su tendencia a ganar peso. Sin embargo, siempre será recordado como uno de los mejores importados que han venido al país, y sin duda como uno de los más grandes artilleros que han pisado nuestros terrenos.
Al Magallanes, ni a Venezuela, volvería un importado de su rango y rendimiento.
Uno de los peloteros extranjeros que ha causado mayor impacto en la historia de la Liga por su extraordinario rendimiento. En 105 juegos de ronda eliminatoria dejó promedio vitalicio de .351 (de 427-150) con 11 jonrones, 88 impulsadas y 12 robos. En 24 partidos de postemporada dejó promedio de .325 (de 98-32) con 12 dobles, dos (2) triples, cinco (5) jonrones y 25 remolcadas. Pertenece al Salón de la Fama del Magallanes desde 2012.
Ver a un pelotero del talento de Dave Parker fue un verdadero lujo para los aficionados venezolanos. Quizás a nuestra pelota han venido otros importados con tanta o más clase que este atlético y a la vez fornido jardinero, aunque pocos han generado un impacto como el suyo.
Parker era capaz de ganar un juego dándole a la pelota hacia la banda contraria. La “Cobra”, como lo bautizaron, tenía también la fuerza para conseguir la victoria de su equipo halando un pitcheo y depositando la bola en las gradas del rightfield a más de 400 pies.
Pese a ser un gigantón de 1.95 de estatura, podía marcar la diferencia con su velocidad y agresividad en las bases, con lo que deleitaba a los aficionados.
Todo ese talento se paseó por los parques venezolanos, uniformado de magallanero y rodeado por una aureola de ídolo que pocas veces ha disfrutado un jugador importado. David Gene Parker, La Cobra, es miembro del Salón de la Fama de los Navegantes del Magallanes desde el año 2012, como le corresponde a un grande entre los más grandes.
Joe Cannon
Veloz jardinero que conformó junto con Mitchell Page una de las parejas más temibles de nuestro béisbol. Cannon alcanzó el liderato de bateo en la temporada 1977-78, con average de .381, también fue líder en hits con 91, amén de haber empatado la marca de más triples en una campaña (10) y de haberse robado 33 bases en apenas dos temporadas con los turcos.
Herman Hill
Joven jardinero central, un veloz pelotero negro que el 14 de diciembre de 1970 se ahogó en la peligrosa playa carabobeña de Guaicamacuto, en Pureto Cabello, ante la impotencia de sus compañeros Ray Fosse, John Morris y Dale Spier. Hill, quien bateaba para .258, pero era el encargado de inyectarle velocidad al line up.
Iván Murrell
Jardinero panameño con experiencia de Grandes Ligas. En la temporada 1971-72 mantuvo viva la tradición del «Poder Negro» junto a Jim Holt, Harold King y Clarence Gaston.
Willie Horton
Cuando Horton nos visitó, su carrera estaba ya en las postrimerías. Magallanes, que venía de quedar de último en la temporada 1977-78, contrató a Horton para el rol de bateador designado, para añadir más poder al conjunto. Un mánager de experiencia como Octavio «Cookie» Rojas, el equipo no conseguía la ruta ganadora, ocasionando así la dimisión de Rojas. En aquel momento, la directiva del club otorgó las riendas del Magallanes al vetarano Horton, para que este se hiciera cargo de la conducción del equipo, iniciando una recuperación asombrosa que hizo posible que el equipo pasara, de un viaje, del último al primer puesto, al obtener una seguidilla de 12 triunfos bajo la dirección del «Brujo» Horton.
Muchos fanáticos y comentaristas del béisbol objetaban la manera de dirigir de Horton. Cosas como los dobles robos, tocar con el cuarto bate, poner a un novato como Rafael Cariel de emergente por el propio Horton, y otras muchas «locuras» eran habituales en el repertorio del nuevo manager. Lo inexplicable para todos era que no importaba lo que hiciera, todo siempre, o casi siempre, le salía bien.
De allí el apodo del «Brujo», porque verdaderamente hizo magia con ese equipo.
Excéntrico mánager-jugador, quien con sus alocadas, pero efectivas decisiones desde la popa se convirtió en una especie de leyenda magallanera al llevar a los Navegantes a una espectacular recuperación que terminó con la conquista del título venezolano y del Caribe.
En la temporada 1978-79, Magallanes conquistó el título gracias a una espectacular recuperación encabezada por Willie
Horton, quien en su doble rol de manager-jugador hizo pasar al club del último al primer lugar de la tabla de clasificación, para vencer a las Aguilas en la final.
Horton consiguió 18 victorias en los últimos 22 encuentros para subir de la última a la primera casilla de la ronda eliminatoria. Superó a Cardenales de Lara en seis (6) desafíos de la serie semifinal y llevó a los Navegantes a colgarse la sexta insignia de monarca de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, al vencer en cinco (5) encuentros de la serie final a las Águilas del Zulia.
A la edad de 36 años, Horton intentaba prolongar su carrera en las Grandes Ligas en calidad de bateador designado, por lo que aceptó jugar en invierno con Magallanes para mantener la forma física que le permitiera contar como agente libre para 1979.
Horton aceptó el reto de alternar su rol de de designado con la dirección, cosa que le cambió el panorama al club hasta finalizar con registro de 39-31, con un juego de ventaja sobre los zulianos que ocuparon el segundo lugar.
Conducidos por Horton los Navegantes «remataron» aquella espectacular faena ciñéndose la corona de campeones en la Serie del Caribe, que en febrero de 1979, se disputó en el estadio Hiram Bithorn en San Juan de Puerto Rico.
Horton en plan de estratega ocupó ese reglón en el equipo Todos Estrellas.
Como estratega ganó 21 de 30 juegos para clasificar en el primer lugar.
Repitió en el mismo rol para el siguiente certamen, pero fue reemplazado por Luis Aparicio antes de concluir la eliminatoria. De por vida, en 67 juegos dejó .304 (de 230-70) con 7 jonrones y 51 carreras remolcadas.
En la temporada 78-79 los Navegantes lograron traer una destacada figura que en el pasado había sido uno de los bateadores más temidos de los Tigres de Detroit: Willie Horton. La carrera de este veterano pelotero comenzaba a declinar, por lo que nada mejor que la llamada pelota invernal para tratar de imprimirle un nuevo impulso.
Cuando el mes de diciembre se asomó en el calendario, los Navegantes aparecían en el quinto puesto con marca de 18-22, al Consciente del material que tenía a su mano y de la delicada situación del equipo, Cookie Rojas renunció a su cargo y entonces se produjo una histórica decisión al ser nombrado Willie Horton mánager interino.
Desde el mismo momento en que el bateador designado asumió el mando (6 de diciembre), Magallanes comenzó a cambiar su rostro, no solo en el campo de juego sino en su estructura interna, lo que a la postre hizo variar los planes de buscar otro piloto y a los pocos días el slugger fue oficializado en el puesto.
Basándose en la confianza que le brindaba a cada uno de los miembros de su roster y poniendo en práctica estrategias que contrariaban la más elemental de las lógicas, lo que le hizo merecedor de ácidas críticas y el remoquete de “El Brujo” por los increíbles resultados obtenidos, Horton encabezó una de las más recordadas reacciones que equipo alguno haya experimentado en la Liga.
Rápidamente los Navegantes abandonaron su difícil situación y en medio de un extraordinario balance de 21 ganados y 9 perdidos desde que Horton tomó las riendas, concluyeron en el primer lugar y se convirtieron en la escuadra más temida del circuito.
Willie Horton no era ningún gran estratega, es cierto. Y a él, eso poco le importó, porque en realidad no había venido a Venezuela a ordenar toques de bola, ni a cambiar pitchers, sino a dar jonrones y empujar carreras, como siempre lo había hecho en su dilatada trayectoria. Además, consiguió lo que algunos “grandes estrategas” nunca pudieron: ganar y ¡de qué forma!.
Así que sin proponérselo en un principio, o sin imaginar que poco después de pisar suelo venezolano tendría que tomar la dirección del Magallanes en lugar de Cookie Rojas y llevar a cabo el doble rol de mánager-jugador, Horton terminó entrando en la historia como el cuarto piloto en titular a los Navegantes.
Y así como su nombre entró en la historia, también lo hicieron sus locuras o sus “brujerías”, aquellas que arrancaron exclamaciones a los más agudos analistas, como el entonces comentarista radiofónico de la nave Carlitos González, que no salía del asombró al ver cómo el cuarto bate de los Navegantes mandaba un robo de base en la situación aparentemente menos adecuada o se sustituía a sí mismo en un octavo o noveno inning con la rayita del gane en circulación.
El rotundo éxito de Horton se basó en su liderazgo y en la confianza que le brindó a sus peloteros, un muy talentoso grupo que un hombre más experimentado y supuestamente mejor preparado para el cargo como Rojas, no pudo manejar.
Ese es el Willie Horton que cambió radicalmente la travesía del Magallanes durante la temporada 1978-79, sacando de aguas profundas y agitadas a un barco que comenzaba a zozobrar, para después pasearlo, viento en popa, por mares del Caribe hasta convertirlo en su rey. Un hombre que no sabía de estrategias, pero sí de cómo motivar a sus jugadores y sacarles el mayor provecho.
Para la 1979-80, el manager Willie Horton pasa de héroe a villano siendo cesanteado, sucediéndole en el cargo Luis Aparicio.
La felicidad del trono caribeño hizo olvidar todas las desavenencias y los roces creados entre Horton y la directiva, y ésta decidió repetir al cuestionado pero exitoso mánager-jugador, quien nuevamente recibió un permiso especial de la oficina del Comisionado Bowie Kuhn para poder actuar en nuestro país.
Los Navegantes terminaron con un pobre récord de 22 y 48, a 24 juegos y medio del primer lugar en una larga temporada que, contradictoriamente, terminó muy temprano para los aficionados.
En medio de la tormentosa actuación, Horton pasó de héroe a villano y fue cesanteado, dejándole el timón al zuliano Luis Aparicio.
Barry Bonds
El hoy legendario Barry Bonds, vistió la camiseta del Magallanes en la temporada 1985-86. Aún cuando no concluyó la campaña con los Navegantes, Bonds mostró en Venezuela su calidad… Al momento de su partida, el 17 de diciembre de 1985, Bonds era líder de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional en jonrones (7), y segundo en carreras impulsadas (23). Además, líder en anotadas y robos del equipo, fue dejado en libertad en diciembre.
El cotizado prospecto permaneció con la escuadra eléctrica hasta mediados de campaña, cuando la gerencia decidió abrir un cupo en su cuota de extranjeros para darle paso al outfielder Chris Jones, quien resultó un verdadero fiasco ya que
su actuación se limitó apenas a 14 juegos, en los cuales su average fue de .212.
La salida Bonds, generó muchas controversias en virtud de que la directiva prefirió desprenderse de él y no del toletero Mark Funderburk. Para el momento de su regreso al norte, Bonds era el líder del circuito en jonrones con 7, y además mostraba en su cuenta 23 empujadas y 32 anotadas. Sin embargo, Santiago Sánchez González alegó como una de las razones fundamentales para la decisión, el temor de que Bonds abandonara al club antes de Navidad, como era el deseo de su famoso padre, el ex jugador Bobby Bonds.
Otro factor de peso fue el trabajo que venía cumpliendo Funderburk. Un fornido jugador negro que pertenecía al Minnesota, el bateador designado marchaba al frente de las impulsadas, renglón que terminó dominando con 41, a la par que
añadía 8 cuadrangulares.
“Había que sacar a alguien y los candidatos eran Bonds y Funderburk, quien no era mejor que Barry, pero que realmente había bateado muy bien y estaba a gusto con nosotros”, explicó Sánchez González al periodista Humberto Acosta. “Fue entonces cuando Bonds se me acercó para agradecerme que lo dejara ir ya que Jones estaba aquí (…) Su venida a Venezuela no fue muy a gusto para Barry. Me imagino que estuvo en medio de un gran conflicto. De un lado, su papá que no quería. Del otro (Branch) Rickey III (ejecutivo de los Piratas) diciéndole todo lo que convenía para su futuro la experiencia de jugar en Venezuela”.
Cuando Barry Bonds llegó a Venezuela para jugar con Magallanes en la temporada 85-86, apenas tenía tres meses de haber sido firmado por los Piratas de Pittsburgh y 71 juegos de experiencia a nivel de Clase A fuerte. Sin embargo, con 21 años de edad y luego de ser la sexta escogencia de todo el Draft de jugadores amateurs de 1985, ya se sabía que se trataba de un talento especial y no simplemente el hijo de una antigua estrella como Bobby Bonds.
Fue por esto que la directiva naviera, siguiendo además las recomendaciones de los jerarcas bucaneros, no dudo en traer a un pelotero tan bisoño, en medio de un circuito que aún estaba acostumbrado a ser nutrido por importados grande ligas o de clasificación AAA.
Y vaya que el muchacho demostró, en su corto paso por la nave, que ciertamente se trataba de un jugador con habilidades reservadas solo para los más grandes. Luego de 44 juegos, Bonds tenía promedio de .244, con 23 impulsadas, 7 bases robadas y era líder del campeonato en jonrones con 7, números que por sí solos quizás no impresionen a primera vista, pero sí cuando pertenecen alguien que tres meses antes estaba jugando en la universidad.
Es imposible negar su grandeza y ese talento especial que desparramó por todos los estadios, incluyendo los venezolanos donde también brilló el Rey de los jonroneros, luciendo su uniforme del Magallanes.
Mark Funderburk
Bautizado como el «Negrón» por su corpulencia y color de piel, es recordado por los aficionados magallaneros por haber conectado dos (2) cuadrangulares en un mismo inning contra los Leones del Caracas, el 16 de noviembre de 1985. Funderbuk fue el primer pelotero que alcanzó esa hazaña en el béisbol profesional venezolano.
A la altura del sexto Funderburk sacó la pelota por la banda izquierda para empatar el juego a cuatro (4) rayitas. Funderburk consumiendo su segundo turno al bate en la entrada fue el segundo jonrón del norteamericano en el inning.
En una de las exhibiciones ofensivas más espectaculares en la historia de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, Mark Funderburk se estrenó con par de jonrones y remolcó cinco (5) carreras.
Fuentes textuales consultadas
- Magallanes El Álbum. Historia ilustrada del equipo de béisbol más popular de Venzuela 1917-2007 (Javier González)
- Navegantes del Magallanes La Travesía (Giner García y Emil Bracho).
- Los Eternos Rivales del Béisbol Venezolano Caracas Vs. Magallanes Reseñas de Sus Encuentros 1942-2007 (Alfredo R. Fuentes R.).
- Desde El Stadium Con Magallanes En El Tiempo Audiolibro.
- Caracas-Magallanes Memoria y Cuenta de la Rivalidad 1942-2011 (Carlos Figueroa Ruiz y Javier González).
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