A continuación, otra entrega de un día como hoy, 1 de febrero en la historia de los Navegantes del Magallanes.
1 de febrero de 1996
FECHA HOMECLUB SCORE GANADOR PERDEDOR SALVADO
01-02-96 Cardenales G 3-0 J.C. Pulido E. Hurtado D. Evans
Magallanes se convirtió apenas en el tercer club en la historia del circuito en obtener el gallardete después de estar abajo 3 a 1 en la serie decisiva, para lo cual tuvo que ir hasta Barquisimeto y en condición de visitante vencer de manera sorpresiva en los dos últimos cotejos.
Con un conjunto que se basó casi en su totalidad en su material nativo, y que durante gran parte de la final presentó alineaciones conformadas exclusivamente por peloteros del patio, los Navegantes vinieron de atrás para lograr su segundo título en tres temporadas.
Dicho plantel, encabezado por el Más Valioso de la final, José Francisco Malavé (.370 de average con 3 jonrones y 10 impulsadas), el recuperado Juan Francisco Castillo (2 ganados y 0.60 de efectividad en un par de aperturas) y Gregorio Machado como manager de última hora ante la partida de Tim Tolman, le proporcionó a la divisa su octavo título en el rentado, corona sazonada con la garra mostrada por su base criolla.
Viniendo de atrás en una sorpresiva e increíble reacción, los Navegantes superaron un déficit de tres juegos a uno en la serie final, ganando incluso los dos últimos choques como visitantes en Barquisimeto, para obtener el octavo gallardete de la divisa.
De esta manera el club se convirtió apenas en el tercer equipo en el circuito en ganar el título después de estar abajo 3 a 1, luego de que lo hicieran Industriales de Valencia (62-63) y Tigres de Aragua (71-72).
La resurrección comenzó de la mano del Más Valioso de la final, Jose Francisco Malavé, autor de un jonrón con las bases llenas en el quinto encuentro para voltear un marcador adverso de 6 a 4, y continuó con los brazos de Juan Francisco Castillo (triunfó dos veces en la serie) y Juan Carlos Pulido, ganadores de los juegos seis y siete, respectivamente, para coronar al Magallanes monarca de la 95-96 (Navegantes del Magallanes Guía de Medios).
Juan Carlos Pulido frente a Edwin Hurtado. Un “Antonio Herrera Gutiérrez” lleno hasta las banderas por una entusiasta afición larense que aún creía en su equipo, vio cómo los visitantes se fueron adelante en el propio primer inning. Con dos outs en la pizarra y Mora en primera por infieldhit, Raven sacudió un largo batazo que sirvió para que el corredor se metiera hasta el home, donde se produjo un fuerte encontronazo entre Mora y el catcher Querecuto, que pese a lesionarse, demostró su coraje al seguir en el juego.
De inmediato, Álvaro Espinoza le dio ventaja de dos a su equipo con otro tubey. La pizarra se mantuvo con idéntico marcador hasta el séptimo, cuando Díaz puso el 3-0 al remolcar con sencillo al veloz Hernández, quien se había embasado con batazo dentro del cuadro y luego avanzó a segunda con rodado de Álvarez. Mientras todo esto sucedía, la toletería de Lara era incapaz de descifrar los pitcheos de Pulido.
El serpentinero zurdo abandonó el montículo tras completar siete innings de labor en los cuales sus enemigos solo pudieron castigarlo con cuatro imparables. Para el octavo episodio, Machado llamó al “set up” de la divisa a lo largo de toda la contienda: el joven Oscar Henríquez.
Pero esta vez “Manacho” no pudo
Boletos consecutivos a Cairo y Stewart provocaron que el piloto magallanero acudiera de una buena vez a Evans. El cerrador de la tropa valenciana obligó a Sojo a dar un fácil fly a terrenos del centerfielder, pero sorpresivamente un excelso fildeador como Mora perdió la pelota e hizo resucitar las ilusiones crepusculares.
Tres en las almohadillas sin outs y un público que se levantó de sus asientos a ligar una conexión del “Más Valioso” Robert Pérez. Evans retiró al cuarto bate con elevado al centro, que ni siquiera permitió al corredor de tercera hacer jugada de pisa y corre. Posteriormente, añadió más veneno a sus envíos y en una magistral actuación, liquidó por la vía del ponche a Joe Lis y Marcos Armas, poniéndole fin a la amenaza. Ya en el noveno, el derecho norteamericano abanicó a Jesús Márquez para el primer out.
Fue entonces cuando parte del público barquisimetano, visiblemente molesto al ver que un nuevo campeonato se les escapaba de las manos, comenzó a lanzar objetos al campo, originando que se paralizara la acción. Tras el receso, Alexis Infante entregó el segundo out con fly al jardín izquierdo, mas nuevamente un grupo de desadaptados continuó su ataque, golpeando a Mora.
Tras unos minutos, el umpire principal Roberto “Musulungo” Herrera ordenó el reinicio del partido, no sin antes advertir la posibilidad de confiscar el juego a favor de los visitantes. Y Evans, que lucía intraficable, cayó repentinamente en una peligrosa crisis de descontrol que le llevó a regalar boletos a Dismuke y Cairo.
Stewart fue al home plate significando la carrera del empate. Y en el círculo de los prevenidos estaba Sojo. El relevista de los Navegantes pareció recuperar el control al ponerse arriba en la cuenta con dos strikes sin bolas, pero sus siguientes tres envíos fueron malos, impregnando de tensión la escena. No obstante, al siguiente lanzamiento Musulungo Herrera cantó el strike que bajó el telón de la 95-96 y le brindó al Magallanes su segundo campeonato en los tres últimos certámenes.
Todos los jugadores, directivos y unos cuantos seguidores del club se lanzaron al terreno a celebrar una de las más espectaculares reacciones que equipo alguno haya experimentado en una final (Navegantes del Magallanes La Travesía).
Luego de estar abajo 1-3 en la serie, Magallanes se recuperó hasta superar 3 por 0 a Cardenales en el séptimo y decisivo choque, para ganar su octava corona en la LVBP. Contaron con el bate de José Francisco y los brazos de Juan Francisco Castillo y Juan Carlos Pulido (Magallanes Contra Viento y Marea).
“Doy la vida por este club”, gritó entre lágrimas el mánager campeón Gregorio Machado, quien fue paseado en hombros por sus peloteros. “Yo estoy en este puesto por una emergencia, yo soy coach y eso es lo que quiero seguir siendo. Esto de dirigir lo hice, incluso sorprendido porque no lo esperaba, por emergencia. Le dedicamos el triunfo a la familia de Tolman y a todos los aficionados que nos acompañaron toda la temporada. Lo que más me gusta es que vinimos de atrás y contra todos los pronósticos”, dijo en medio de la efusividad al diario El Carabobeño.
Gracias a sus tres jonrones, diez empujadas y average de .370 puntos, José Francisco Malavé fue escogido como el Más Valioso de la serie. “Creo que lo más importante de esto no es el premio sino haber conquistado este título, el cual obtuvimos con un conjunto fundamentalmente de criollos”, señaló el toletero a Meridiano.
“Fue una victoria en conjunto. Hemos demostrado que somos los mejores”, atinó a decir a El Universal Juan Francisco Castillo, uno de los principales héroes al vencer dos veces al grandeliga Antonio Castillo y en el parque larense, donde los Cardenales tenían marca de 30 y 8 antes de la final.
“Estoy bien contento conmigo, porque me he recuperado. Me siento un pitcher más maduro, aprendí a lanzar, ya no solo a tirar pelotas y eso se lo debo a la final”, añadió el serpentinero derecho, esta vez al diario El Nacional.
“Fue grande coronarme en Barquisimeto”, apuntó Eddy Díaz, un nativo de la capital larense que durante la ronda eliminatoria contribuyó con su versatilidad para jugar en varias posiciones del infield y en el leftfield, además de batear .297 con 12 estafadas.
“Después del nacimiento de mi hijo, esto es lo más grande e importante que ha pasado en mi vida. Desde que ganamos el quinto juego en Valencia, me convencí de que podíamos ganar”, señaló a El Carabobeño el pequeño jugador, cuyo promedio al bate durante la última fase fue .345.
“Ahora somos campeones y deseo felicitar a todos mis compañeros, en especial a Álvaro Espinoza, quien le puso un mundo y nos guió aun estando lesionado”. Y no podía faltar precisamente Espinoza, el grandeliga que desde su llegada al Magallanes había enseñado a cada instante su amor y entrega por la divisa.
“Nosotros arribamos a la semifinal como la señorita, pero demostramos que somos un grupo de hombres que saben jugar a la pelota”, declaró a El Universal, luego de recorrer el campo con sus compañeros. Álvaro no solo fue el hombre que le proporcionó estabilidad al infield con su jerarquía y un muy peligroso bate a la alineación, que fue capaz de terminar sobre .300 en cada una de las tres rondas del torneo (.374, .321 y .304), sino el líder que nunca se rindió y que, con su ejemplo, capitaneó la nave.
Por su parte, un efusivo Juan Carlos Pulido analizaba la importancia que había tenido en el desarrollo de la serie el roce acumulado por el equipo en los últimos años. “La experiencia valió mucho, porque nosotros veníamos de jugar contra los Leones del Caracas en la final de 1994, que resultó más difícil.
Puedo decir que estábamos curados. Sé que mis números no eran tan buenos contra Lara y que los de Edwin Hurtado ante Magallanes lucían superiores, pero di el ciento por ciento. Sabía que no me podían ganar a pesar de que tenía apenas tres días de descanso”, afirmó a El Universal el zurdo, que con su victoria en el séptimo partido reafirmó su temple para los grandes compromisos.
“Estaba mentalmente preparado porque sabía que íbamos a un séptimo juego. No podía defraudar a mis compañeros después de llegar aquí. Lo que teníamos era inspiración y por ello no nos pudieron parar. Ahora seremos los representantes de Venezuela en la Serie del Caribe y debemos sentirnos orgullosos porque lo conseguimos con un equipo de puros criollos. Estoy feliz de ser el ganador del séptimo partido. Esto va a ser historia”, apuntó a El Carabobeño.
Otro de los puntales en el resurgir de los Navegantes fue el antesalista Edgardo Alfonzo, quien por jugar lastimado no pudo rendir al máximo durante la ronda regular, en la cual su promedio fue de .241. Sin embargo, el infielder de los Mets de Nueva York mostró durante la fase decisiva toda su casta de bigleaguer al terminar con .367, más un jonrón y nueve remolcadas.
“Aprendimos en los Caracas-Magallanes a saber llevar la presión y eso nos ayudó, nos enseñó a salir de los problemas en la final”, dijo Edgardo a El Nacional. Finalmente, uno de los nombres menos sonoros, pero sin dudas una pieza de incalculable valor con su sólida defensa detrás del plato y su capacidad para manejar el pitcheo, Clemente Álvarez.
“Siempre jugamos para ganar, pero a partir del quinto juego nos inspiramos y todo comenzó a salir bien”, afirmó a El Carabobeño el catcher que, además, bateó .318 frente a Lara. “Es que al parecer me concentro más cuando los encuentros revisten un compromiso como en una final”, comentó acerca de su productiva actuación con el madero.
Tras el triunfo magallanero, la frustración de los aficionados larenses llevó a algunos sectores a acusar a ciertos peloteros del plantel cardenal de no ponerle al juego, lo que según ellos fue determinante para la victoria de los turcos. Esos cuestionamientos iban dirigidos principalmente al astro Luis Sojo (solo pudo batear para .207 en la serie) y al toletero Robert Pérez, pero aún así no pudieron restarle brillo a la reacción de un valiente equipo empeñado en hacer historia.
Empeñado en hacer historia gracias a un corajudo grupo de peloteros criollos que relegaron a los importados a un segundo plano, haciendo olvidar la partida de Donne Wall tras el primer juego de la final y la actitud incompresible del jardinero Carl Everett, uno de los importados de mayor nivel en todo el Caribe, que en medio de la contienda tuvo que ser despedido tras dar un triste espectáculo con el cual irrespetó a los aficionados en Maracay.
Empeñado en hacer historia cuando pudo reponerse de la ausencia del piloto Tim Tolman, quien pese a ser criticado por algunas de sus estrategias, había logrado crear el más propicio clima dentro del clubhouse. Pero ahí estaba Gregorio Machado, el coach a quien la vida le cambió drásticamente en pocas horas; el incansable trabajador a quien el destino le tenía reservado el regalo de ser mánager campeón, tras 27 años de servicio en una divisa en la cual ya había ganado títulos en calidad de jugador y coach.
Empeñado en hacer historia al salir de la tumba para ganar la final, luego de estar abajo 3-1 ante un equipo considerado casi invencible en su feudo de Barquisimeto. (Navegantes del Magallanes La Travesía).
José Alfredo Otero (@JAOteroM / ADN Magallanero @ADNMagallanero).
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