José Alfredo Otero.
ADN Magallanero, Ciudad de México.
Además de magallanero, soy venezolano y como dicen que Magallanes es Venezuela, con vuestro permiso y mucho respeto unas líneas para la Vinotinto Sub-20:
Si “el 25 de septiembre de 2009 difícilmente será olvidado por alguien que ame el fútbol en la tierra de Bolívar (Simón)”, como escribió Carlos Daniel Avilán en El Nacional, qué se puede escribir del ocho de junio de 2017, casi nueve años después, cuando otra Vinotinto Sub-20 no solo derrotó a su similar de Uruguay, nada más y nada menos que en una de las semifinales en la Copa Mundial de la FIFA República de Corea.
Si la actuación en el Mundial de Egipto 2009, donde en la segunda fase (octavos de final) caímos contra los Emiratos Árabes 2 tantos a 1, fue una destacadísima actuación, como lo escribieron en su libro Carreteras de Fútbol (Bernardo Añor y Pedro Aristeguieta), cómo catalogar esta.
Si “La Vinotinto se marcha de su más importante participación, quedando entre los 16 mejores del mundo, hecho que llena de esperanza al país”, como cita Agustín Rodríguez de Jorge Pulido, en su obra Memorias de Nuestro Balompié (1967 – 2010), cómo se marchará esta Vinotinto del sur de Corea, como campeón o subcampeón, espero que como monarcas, eso lo sabremos el domingo 11 de junio a más tardar antes de las nueve de la mañana de la hora venezolana.
Si bien “No somos una potencia futbolística, aunque algunos análisis y resultados indican que estamos mejorando. Todavía estamos muy lejos de ser una potencia futbolística en cantidad, presupuesto, instituciones, cultura e historia, aunque los avances venezolanos son impresionantes, en los últimos años”, como lo escribieron Bernardo y Perdo en su texto, esta Vinotinto así lo demuestra. “Estamos mejorando, pero todavía falta mucho”, agregan Añor y Aristeguieta.
“El futbol va creciendo en función de cómo va creciendo el país”, escribió Juan Villoro en su libro Balón Dividido, quizá no es el fin reflejo actual de Venezuela, pero “al equipo se le ha atribuido el poder de ofrecer esperanza y reconciliación al país. Tarea con la cual el fútbol seguramente puede contribuir. Actualmente después de cada partido de la Selección si ganamos o perdemos suele haber una exaltación eufórica o desesperada unida a la examinación exhaustiva de cada uno de los detalles del juego”, como describe perfectamente en su obra Terapia para el Emperador (Manuel Llorens), ex psicólogo de la Vinotinto en el ciclo de César Farías.
Llorens añade “Al Mundial no se va por una noche inspirada. Al Mundial se va producto de un trabajo serio y sostenido”, lo que sin duda parece resumir lo hecho por Rafael Dudamel, su cuerpo técnico y sus chamos. Y escribiendo de Rafael y para cerrar sin ánimo de causar polémica sino de conocer sus opiniones ¿es Dudamel el mejor director técnico de la historia de la Vinotinto?
Foto: FIFA.com