Jueves 02 de noviembre de 2017
Ciudad de México
José Alfredo Otero
ADN Magallanero
Revisando las efemérides magallaneras del día, vi que justo hace siete años debutó, José Altuve, con los Navegantes del Magallanes y quién diría como la canción de Ricardo Arjona, incluso imaginaría que justo casi siete años después o siete exactos dependiendo del huso horario, José, se convertiría en campeón de la Serie Mundial, con los Astros de Houston, sin duda un equipo, con un gran vinculo, con los turcos, desde el principio de la década de los 90 y el convenio de trabajo entre los turcos y los siderales, que tanta glorias le ha dado a los eléctricos y ahora le da la primera a los astrales y de las manos de Altuve, un jugador que no le importó la cantidad de dinero que le dijo Alfredo Pedrique, tenían, para ofrecerle por su firma (15 mil dólares), sino la oportunidad, la cual no desaprovechó ni ha desaprovechado y que pareciera no seguirá desaprovechando en el futuro tanto cercano como lejano.
No voy a escribir lo que ha hecho José, en Las Mayores, porque para eso están sus números, los cuales como muy bien dice el profe Humberto Acosta, no mienten y también los videos en la era de Youtube, pero sí de la primera jugada que recuerdo de Altuve, con el navegante y fue el 18 de noviembre de 2010, en Maracaibo, en el estadio Luis Aparicio el Grande, en el tradicional juego de la Chinita, donde precisamente se espera el tocayo, recoja otro premio Luis Aparicio, ese mismo día, pero de este año, como el rolling que agarró hace siete años corriendo hacia delante en la segunda base, para después tirar al home y hacer out al corredor que venía desde tercera basa, con la intención de anotar, ese lance, el cual sin duda lo debió pensar el camarero antes de hacerlo como mandan los cánones del béisbol y los propios jugadores y ex peloteros, me demostró la inteligencia del pelotero, para jugar y no solo, para batear, lo que me hizo decirme que, cuando ves a un beisbolista así algo tiene y también me hizo pensar e inventarme el título de este escrito Al tu ve, en referencia al tu ver un jugador así.
Lo otro que recuerdo de José, fue a un comentarista, decir justo el día que subieron a Altuve al Big Show, claro está sin menos preciar su desempeño en Las Menores, que los Astros, quizá también lo habían llamado por la falta de estrellas y figuras que en ese momento carecían los de Houston y si fue así no se equivocaron. También de leer un reporte de un scout, donde dijo que, cuando Altuve, desarrollara poder, conectaría más de 15 jonrones en la Gran Carpa, algo que ya lleva más de dos campañas seguidas haciendo, ahora considero que su próximo objetivos será botar más de 30 bolas por temporada, más mantenerse como desde 2011 e incluso superarse, para eso trabaja duramente en el receso de cada zafra.
De igual forma rememoro la forma de expresarse y de hablar del tocayo, como me lo comentó una vez Luis Manuel Hernández, uno de mis jefes en S.C. Johnson, fanático del eterno rival, pero en general del béisbol y de su lectura, con quien puede compartir varios libros al respecto, el comercial de Maltín Polar, con Oscarcito y su amabilidad, con los fanáticos, como me lo contó haberlo vivido mi colega y magallanera, Patricia Navas.
Si José, vuelve a jugar o no, con los bucaneros, lo cual no ha hecho a pesar de anunciarlo, si lo cambian o no a los Tigres, si los magallaneros lo identifican o sienten o no como magallanero, si siguen las discusiones si es de Puerto Cabello o Maracay o si mantiene el ritmo hiteador superior al de Pete Rose, si sigue ganando campeonatos de bateo, si es el más valioso de la Liga Americana o no, si es de otro planeta o no, si es el nuevo marciano o la nueva pulga atómica o no y todos los lugares comunes, solo me queda escribir que Al tu ve, un talento así, no es todos los días ni todo el tiempo y me hace certificar el famoso y popular dicho o frase en el argot del béisbol de que el batea juega y que definitivamente el tamaño no importa en ningún aspecto de la vida y que las limitaciones solo están en la mente, para todo lo demás existe Mastecard. Con razón dicen que el siete es el de la suerte.
Foto: Béisbol Adentro