Miércoles 6 de diciembre 2017
Ciudad de México
José Alfredo Otero
ADN Magallanero
Uno de los miembros recientemente exaltados al salón de la fama de los Navegantes del Magallanes, Ramón García, conversó, con ADN Magallanero, con su voz ahora señorial, pero educada, humilde, llanera y tranquila de siempre, acerca de su ingreso al templo de los inmortales de los turcos, de su actualidad en la pelota, de su pasado, con los eléctricos, de su retiro,
¿Qué significa y representa la exaltación al salón de la fama del Magallanes?
Representa el trabajo arduo que hice en mi carrera y ese premio todo va, para la familia que siempre estuvo, con uno, me acompañó, apoyó, para seguir adelante.
¿Qué está haciendo en el béisbol actualmente?
Ayudo a algunos muchachos que están en proceso de desarrollo, a corregir, amigos que les hago el favor. Me gustaría trabajar en la academia de desarrollo.
¿Le hubiese gustado retirarse, con Magallanes?
Sí, me hubiese gustado, pero tuve una lesión, la última que fue en el año 98-99, entonces traté de volver, pero…no pude…me molestó el brazo y dije me voy a retirar, pero sí me hubiese gustado retirarme en alto, con Magallanes.
¿Fue difícil o fácil la decisión de retirarse, cómo tomó la decisión, cómo la tomó?
Fue difícil porque retirarse estando en condiciones, tenía 33 años, en ese entonces la operación Tommy John, no era fácil como hoy en día se recuperan y quedan 100 por ciento bien, es más cómodo, anteriormente se perdían dos años, para la recuperación , hoy ocho o 10 meses porque le tecnología está más avanzada, el tipo de operación, mejoraron mucho.
¿Cuéntenos de esos 17 actos sin permitir carrera limpia en la final 96-97 ante los Leones, en especial de la blanqueada del quinto juego, para bicoronar al Magallanes?
Eso fue grandioso, el primer juego recuerdo lo gané dos a una, me hicieron una carrera sucia piché ocho innings, Caracas, tenía jugadores de la calidad de Bob Abreu, Roger Cedeño, Omar Dall, Ugueth Urbina, Roberto Petagine, tenían a González en el shorstop, estaba jovencito, al hermamo de Edgardo Alfonzo, un equipo muy bueno y nosotros también teníamos otro equipazo, el otro juego que lancé, nueve innings, como dice Antonio Armas, se hizo lo mejor que se podía hacer, en la casa de ellos, en contra del terreno, los fanáticos de ellos, no creas que la casa defiende a uno, en el béisbol no existe eso, porque es home club lleva ventaja, no, si eso fuese así, saque la cuenta usted que puede analizar el béisbol, el béisbol no es como el fútbol que juegan 100 partidos en casa y ganan 98, en el béisbol se divide, a veces pierden más en casa y ganan más afuera.
Además de lo anterior, recuerdo su tranquilidad, después de haber lanzado ese blanqueo como si no hubiese pasado nada.
Toda la vida he sido así frío, creo que celebré más cuando coach que quedamos campeones dos veces que como pelotero, era muy pasivo, sereno, tenía las ganas de tirar nueve ceros, pero no de dar brincos, al igual, cuando ponchas a alguien ponerse a dar brincos.
¿Cómo se disfruta más un campeonato, como jugador o como técnico?
Como jugador, el jugador es quien gana los juegos, el técnico lo que hace es poner las piezas, a veces escucho personas que dicen se ganó por el manager, no, se gana porque tienes los jugadores en el momento preciso, para hacer los movimientos, el juego lo gana indiscutiblemente los peloteros el trabajo de un coach es refrescar la mente y darle confianza a los peloteros porque están en el equipo es porque tienen las condiciones y que ellos vayan consiguiéndose y haciéndolos ajustes porque el béisbol es de ajuste.
¿Con permiso y mucho respeto, para Richard Hidalgo y quienes votaron, por él, para el premio de jugador más valioso de aquella final, considera, piensa o siente que usted también debió serlo?
Eso estuvo reñido ahí entre él y yo, porque el bateó como que fueron .600, en ese momento, no fue fácil.
¿Fue la rotación de esa final, usted, Juan Francisco Castillo, Juan Carlos Pulido y Edgar Ramos, la mejor en la que lanzó, con Magallanes?
Sí, era una buena rotación.
¿Sus recuerdos de la inolvidable final 95-96?
Esa fue dura porque me estaba recuperando de una lesión, lancé bien, lo que pasa es que no bateamos y perdí el juego apretado.
¿Qué sintió al no poder lanzar en las finales 92-93 y 93-94, en especial en la primera, en su mejor año, con el Magallanes, quien regresó a esa etapa, después de 14 años?
Me sentí un poco triste, ya que estaba recién operado, no pude lanzar a raíz de que me hicieron la operación Tommy John, en el 93 y no pude hacer mayor cosa por el equipo, lesionado, con el deseo de pichar, uno se siente, con nostalgia, triste al ver que los muchachos están ahí jugando y quieres participar y no puedes.
¿Se imagina que hubiera pasado si usted y Juan Francisco Castillo, hubiesen lanzado en las finales 92-93 y 93-94?
Sí, excelente pitcher Juan Francisco Castillo, ese muchacho tenía unas condiciones increíbles como lanzador, tenía buena presencia en el montículo, tenía carácter, buen lanzador, no tuvo esa gran suerte de establecerse en las Grandes Ligas, pero un muchacho, con unas condiciones extraordinarias, tremendo lanzador era, tenía una curva increíble, pichando adentro, un muchacho que no tenía miedo, tuvo una lesión y eso fue lo que lo hizo ir achicopalando. El tiempo que uno jugó es diferente al de hoy, a los abridores, para verlos lanzar siete, ocho innings es difícil, mientras que uno en sus tiempos lanzaba siete, ocho y nueve. Creo que el béisbol pierde fuerza. Deberían de pichar más, para que el muchacho se desarrolle, hay que tener cuidado y llevarle el control de los lanzamientos, un lanzador que lleva seis, siete innings, con 70 picheos, déjalo tranquilo, para que tire 90 picheos, pero ahorita no sucede eso, es difícil.
¿Es verdad, es una leyenda o un mito que usted podía lanzar strike, con los ojos cerrados?
He tirado strikes, con los ojos cerrados, eso fue una prueba que hicieron, con todos los abridores en Estados Unidos, los cinco abridores y de 10 lanzamientos tiré siete, mientras que los otros de 10 tiraban cuatro, tres, dos.
Su mensaje, para los magallaneros
Le doy las gracias al fanático porque sin el fanático uno no es nadie, apoyo en los tiempos de mi carrera, estuvo, con uno y me gustó mantenerlos a ellos contentos, trabajar, para que ellos me vieran, lo hacía por ellos, siempre pendiente de uno, cuando iba a pichar el llanero, gracias también a mi esposa, incondicional, es la fanática número uno, la más importante, sin la mujer, si es casado, si tienes tu esposa, prefiero la base, lo fundamental, para ser alguien en la vida, cuando me operaron en el 93, dije no juego más, me retiro le dije a Gladys, entonces me vine, para la casa, teníamos a Ramón Junior, nada más y un día vino un scout, tenía un año sin tirar una pelota y le dije ponme la pistola ahí a ver, cuanto estoy tirando y estaba en pantalones y monté y tiré 80, 82 millas y cuando llegué a la casa desmoralizado de 93 millas a 80 millas es lo que tiro, no voy a jugar más y le digo a Gladys, tiré 80, 82 millas y lo primero que me dijo sin hacer ejercicio ni nada imagínate si trabajas vas tirar otra vez la velocidad y entonces me motivó y agarré las pesas por un año y volví y jugué tres años más en las Grandes Ligas.
Foto: Twitter.